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sábado, 5 de junio de 2010

PERSONAJE MEXICANO



El 17 de noviembre de 1957, en el estadio de la Ciudad de los Deportes, venían acarreados de todos los puntos del país para apoyar, aplaudir, vitorear a don Adolfo López Mateos en su toma de protesta como candidato a la presidencia.
Globos de colores inflados con gas, carteles y mantas enormes, y muchísimos carteles pequeños repartidos entre los asistentes y viseras para el sol.
Sin interrupción los diferentes sectores de su partido, grupos regionales y las delegaciones coreaban porras en honor del licenciado López Mateos.  Una enorme valla de charros en traje de gala desde la entrada hasta el pie del estrado principal.
Cuando el licenciado apareció en la cancha, entonces como si hubiera estado contenida se precipitó una ovación estruendosa.  Vivas, porras, aplausos, gritos y música mezclados dieron la bienvenida.
Impresionante como en verdad lo era, aquel despliegue digno de los tlatoanis aztecas. Así iniciaba la campaña contra su oponente Luis H. Álvarez.

Nació el 26 de mayo de 1910, en San Francisco Atizapán. Entre 1923 y 1925, López Mateos estudió de manera irregular en la Escuela Nacional Preparatoria. En 1926, viviendo en Toluca, continúa sus estudios de secundaria y bachillerato en el famoso Instituto Científico y Literario de Toluca, dirigido por el enérgico sobrino de José Vasconcelos, Eduardo Vasconcelos Pérez. Ahí, para costearse sus estudios, buscó que lo nombraran bibliotecario. Durante esta etapa no se distinguió como un alumno brillante. Muchas de las materias que presentó fueron salvadas mediante exámenes extraordinarios, o como se estilaba a decir entonces, a título de suficiencia. No es de extrañarse su distracción pues, el joven López Mateos, amaba demasiado la oratoria, el campismo y el amor.
En 1929, López Mateos se afilió a la campaña presidencial del licenciado José Vasconcelos, donde puso sus dotes oratorias al servicio de la causa. Como otros jóvenes de su tiempo, Adolfo leyó la novela Sasha Yegulev de Andréyev y se identificó con la tragedia que se narra sobre el joven que da su vida por transformar a su patria. 
López Mateos formó parte del directorio estudiantil del Comité pro Vasconcelos y fue representante del Estado de México en la Convención Anti reeleccionista. Valiente y combativo, durante la campaña vasconcelista se subía a una caja de refrescos y peroraba ante los obreros: “Peligra la patria, solo Vasconcelos puede salvarla”. Cuando su amigo Germán del Campo fue asesinado por los pistoleros del PNR, López Mateos estaba a punto de experimentar el fatídico destino de Sasha Yegulev.
Tras las elecciones del 17 de noviembre de 1929, donde resultó triunfante el ingeniero Ortiz Rubio, y después de la inmediata represión a partidarios vasconcelistas; temiendo por su vida y decepcionado por el fracaso, López Mateos huyó a Guatemala, donde residió por una breve temporada.
En 1941, se le elige director de educación extraescolar y estética en la SEP.  Cuando desempeñaba ese cargo, asiste a una comida en el Instituto Científico y Literario, donde pronuncia un magnífico discurso que impresionó hondamente a uno de sus asistentes: Isidro Fabela. Don Isidro era el hombre fuerte del estado era una suerte de cacique civil, por ende, gozaba de influencias. Un “dedazo” de Fabela hizo que López Mateos quedara de director de dicha institución. Tras un par de años al frente del Instituto, nuevamente por influencias de Fabela, López Mateos se convierte en candidato a la senaduría federal suplente por e l Estado de México.   Al ser nombrado Fabela embajador de México en la Corte Internacional de La Haya, López Mateos se enfila hacia la senaduría que deja vacante don Isidro. El destino estaba escrito.
Presidente de México de 1958 a 1964, fue uno de los sexenios más represivos de la historia mexicana. 
En febrero de 1959 a solo tres meses de su toma de posesión, continuaban las rebeliones y movilizaciones de los ferrocarrileros y el gobierno procedió a encarcelar a los dirigentes. Éstos, en marzo, efectuaron una huelga en el sistema ferroviario del país que se extendió a los Ferrocarriles del Pacífico y Mexicano. A finales de ese mes, los líderes fueron aprehendidos (Demetrio Vallejo estuvo once años en la cárcel de Lecumberri), con lujo de violencia, a golpes de macana y bayoneta, una operación que cubrió toda la República, apresaron a 10 mil ferrocarrileros y despidieron a cerca de 20 mil.  

El 4 de agosto de 1960 se organizó una gran manifestación en la Cd. De México, que debía partir de la Normal (escuelas para maestros), la policia montada y toda suerte de policías secretas rodearon el edificio. La represión fue absoluta.  Un antagonismo radical empezó a formarse entre el granadero y el estudiante.

Un preso ilustre el muralista David Alfaro Siqueiros supuesto traidor a la patria, por recorrer varios países de Latinoamérica llamando a López Mateos “impostor” y “entreguistas”, que gracias a la intervención del Gral. Cárdenas, se autorizó un decreto para liberarlo en 1964. 
El episodio individual de represión que dejaría una huella más profunda en la oposición fue el que se cometió contra el líder campesino Rubén Jaramillo, el 23 de mayo de 1962 fue asesinado junto a su esposa y sus tres hijos en Xochicalco por un grupo de policías judiciales y militares. De estos últimos, el escritor Carlos Fuentes en su obra Tiempo Mexicano menciona al "teniente de caballería Martínez", en alusión al teniente Aurelio Martínez Balboa, quien en esos años obtuvo una licencia indefinida del ejercito para radicarse en el territorio de Baja California Sur, entidad entonces gobernada por militares.
Enrique Krauze nos habla de un silogismo fácil: si Cárdenas era revolucionario y Cárdenas había expropiado el petróleo ¿qué debía hacer un presidente revolucionario además de repartir tierras o puntas de cerros? Expropiar una gran industria en manos extranjeras, para lo cual había un sector industrial en esas condiciones: el eléctrico.  La ventaja es que las compañías querían vender.

En 1963 el presidente Kennedy devolvió a México una pequeñísima franja de territorio fronterizo que se hallaba en litigio desde 1910, llamada “El Chamizal”, Ciento setenta y siete kilómetros cuadrados de tierra desértica no harían gran cosa para acrecentar la riqueza nacional, que se había perdido por un cambio en el curso del Río Bravo. Y Se constituyó la Comisión de Balsas para el fomento económico de esa cuenca.

Su lucha obstinada por la paz mundial, logró que se firmara un pacto de desnuclearización continental llamado Pacto de Tlatelolco. En el año de 1962 la Delegación de Brasil presentó a la Asamblea General de las Naciones Unidas una propuesta para establecer la desnuclearización de América Latina, la cual recibió el apoyo de Bolivia, Chile y Ecuador. Aunque ese año dicha iniciativa brasileña no prosperó, ella constituye el inicio de un proceso que culminará más tarde con la adopción del Tratado de Tlatelolco. La situación creada por la crisis de los misiles en Cuba en octubre de 1962, añadió un motivo adicional al afán de que la amenaza nuclear no se extendiera a nuestra región. Este tratado sólo ha dado beneficios a los Estados Unidos para que en América sólo ellos posean armas nucleares, ¿serían ellos los que presionaron para este fin después del Chamizal?  O como respuesta al temor generado por la Crisis de los Misiles por Cuba.


Este tratado fue impulsado por el diplomático mexicano Alfonso García Robles  quién recibió el premio nobel de la paz en 1982, premio que buscó López Mateos.

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